La inseguridad es un sentimiento provocado por la autopercepción de no ser competente, valioso o querido. Se evoca, principalmente, cuando nos comparamos con terceros. La inseguridad emocional se deriva de la preocupación continua por no ser lo suficientemente bueno para emprender alguna actividad. A raíz de la falta de confianza se desarrollan otros problemas de carácter psicológicos, como ansiedad, depresión, síndrome del impostor o trastorno límite.

La seguridad emocional es el factor opuesto a la inseguridad emocional. La primera es una habilidad que permite una persona se encuentre en control sobre el estado emocional. Tiene una relación muy estrecha con la palabra ‘resiliencia’.

Los conjuntos de conocimientos jerarquizados sobre la seguridad emocional fueron puestos en relieve por el doctor William E. Blitz. Considerando los procesos investigativos, la seguridad es un estado mental donde el individuo hace frente a las consecuencias conductuales. Los aspectos de comportamiento en el conjunto de áreas vitales son interpretados dentro de la seguridad.

La auto-aceptación, auto-eficacia y auto-estima son un trio de palabras que suman los valores derivados a la seguridad emocional.

¿Cuáles son los síntomas de inseguridad?

Los síntomas de la inseguridad no son difíciles de identificar, quien padece de este ‘estado mental’ se mostrará bajo ciertas manifestaciones en actitudes, comportamientos y hábitos:

Redirección de la culpa: Suelen atribuir las culpas o errores a terceros, invariablemente de que sean individuos o factores de diversa naturaleza. De esta manera se protegen del daño que les provoca el asumir la responsabilidad por las acciones emprendidas.

Actitud defensiva: La razón por la que personas tienden a actuar de manera defensiva es porque sus emociones rozan algo de su autoestima o identidad. Cuando se carece de una óptima capacidad para el manejo de las emociones, la expresión y el ámbito emocional tienden a pueden asustarnos considerablemente. La inseguridad emocional acontece cuando una persona responde defensivamente sin aceptar o escuchar los distintos puntos de vista porque percibe que la identidad se tambalea.

Comparación: A pesar de que es más común vivir en un desenfreno comparativo al tener acceso a la ‘vida’ de otras personas a través de las redes sociales, se debe de tener en cuenta la singularidad que representa cada persona dentro del papel que ocupa en la sociedad. La comparación excesiva siempre redundará en un daño significativo dentro de la seguridad.

Invalidación: Está focalizado en la crítica personal por los sentimientos experimentados. Las personas inseguras han integrado este discurso como segunda naturaleza, por lo que proceden a invalidarse a sí mismas. A pesar de ser una forma de auto-maltrato, resulta difícil de identificar. Las palabras claves asociadas a esta sensación: ‘debí haber hecho…’ y ‘no tuve que haber actuado de tal forma’.

Diminuto nivel de autoconfianza: Tiene correlación con la inseguridad. Una persona insegura supondrá que no es competente para realizar determinadas tareas. La forma de manejar esta sensación será a través de una actitud abusiva o dominante.

Dependencia: De necesitar validación constante y no considerar el propio criterio como aceptable o válido, requiriendo de la opinión de amigos, pareja o padres, será una de las muestras más significativas de que se padece de inseguridad.

Celos: Invariablemente a donde se encuentren focalizados, son un factor de riesgo para el maltrato y afectan gravemente la relación consecuente.

¿Qué ocasiona la inseguridad?

La inseguridad no forma parte de los esquemas mentales por defecto de las personas. Al contrario, es un estado mental adquirido por una variabilidad de factores:

Patrones de crianza exigentes: Las familias exigentes a niveles excesivos tienden a generar sentimientos de inseguridad e incapacidad en los involucrados.

Perfil autoexigente y perfeccionistas: Mantener una perspectiva de la vida orientada a los extremos termina generando una visión catastrófica o perfecta, no existiendo grises, sino focalizándose en la totalidad de cada lado. En la toma de decisiones solo pueden ver dos resultados, los catastróficos y los excelentes.

Experiencia traumática: La inseguridad suele ir acompañada de toma de decisiones que han ocasionado consecuencias negativas, la persona suele extraer conclusiones de ésta experiencias que le cohíben en confiar en su propio criterio para decidir.

Autoestima baja: Esta característica es propia de las personas que padecen de inseguridad. No confían en sus virtudes, capacidades, ni en sí mismo, soliendo exagerar los aspectos que catalogan negativos. No rindiéndole un lugar adecuado, sino tratándolos como desproporcionados.

¿Cómo vencer la inseguridad?

No existe un solo medio para superar la inseguridad. El camino que puede recorrer dentro del proceso es variado, facilitándote tomar el que más se adapte a tus ideales. Anotar las inseguridades y fortalezas será excelente para comenzar. Diseñar una lista con las fortalezas personales y otra con las debilidades es la manera más adecuada de estructurarlo.

La revisión de las tendencias paranoicas, podría decirse, es la forma más adecuada de lidiar con este asunto. Las basadas en comportamientos inseguros tienen pensamientos casi paranoicos. Al final del día debe de echar vista sobre el posible acaecimiento sobre este tipo de pensamientos de forma injustificada.

No te compares con personas desconocidas. En el momento que te asalten pensamientos basados en comparativas ante terceros que solamente conoces mediante vías de comunicación, como las redes sociales, recuerda que tu percepción está basada en un espejismo. No hay motivo para personas que la persona objetiva es perfecta o ‘casi perfecta’, puesto que la imagen que se tiene puede estar demasiado distorsionada.

La práctica de deportes es un medio para mejorar la autoconfianza. Detallar la manera en que se desarrolla la complexión física a través de los meses es una de las formas más adecuadas de incentivar la autoconfianza.

Asimismo, debes de tomar espacio de los demás. Distánciate de los grupos que solamente incentiva los comportamientos que tienden a afectarte negativamente, promoviendo las conductas que a la largan terminan convirtiéndose en hábitos inseguros. Al fin y al cabo, como todo estado mental, no forma más que una segunda naturaleza que puede ser contrarrestada mediante la sustitución de conexiones sinápticas. La única forma de lograr esto será generando nuevas, lo que implica involucrarnos en un conjunto de escenarios y pensamientos que nos distancien de lo cotidiano.