La dependencia del alcohol, también conocida como alcoholismo, es una enfermedad crónica generada tras el consumo reiterado y sin control de bebidas alcoholizadas. Tanto la salud mental como física del individuo, incluyendo las responsabilidades laborales y el núcleo familiar tienden a verse afectados significativamente con la compulsión a este comportamiento.
Los problemas derivados del consumo de alcohol no reducen sus variantes, sino más bien incrementan la posibilidad de afecciones como desnutrición, aumento de riesgo de ciertos tipos de cáncer, desnutrición, cirrosis hepática, alteraciones cardiovasculares y problemas gastrointestinales. El alcohol puede causar muerte por sobredosis. La violencia y los accidentes de tránsito no quedan exentos de resultados producidos por su consumo.
¿Cuáles son los síntomas del alcoholismo?
Los síntomas del alcoholismo son inescrutables debido que no solo se presentan a nivel interno, sino que tienen incidencia en el ámbito exterior. Estos se dividen en los siguientes ámbitos:
- Deseo continuo de consumir alcohol.
- Carencia de control respecto a su consumo, desde la incapacidad de reducir o suspenderlo hasta el incremento en la necesidad de beber.
- Beber únicamente en la soledad, procurando que las personas que nos rodean no se percaten de este hecho.
- En el momento que no se consume, se presenta el síndrome de abstinencia, donde aparecerá ciertos males físicos intensos que el paciente intentará aliviar a través de la bebida.
- Lagunas de memoria.
- El individuo requerirá del consumo de mayor cantidad de alcohol para adquirir los mismos beneficios. Esto también es llamado tolerancia al alcohol.
- El consumo de alcohol se mantiene independientemente de las consecuencias físicas, deterioro cognitivo, psicológico, repercusión social y de las relaciones familiares.
Tipos de alcoholismo
Los tipos de alcohólicos son clasificados en 5 grupos. A pesar que las categorías de Jelliek son del 1952 -por cierto, estipulan la base de este complemento- ha sido su clasificación quien ha tenido en la posteridad.
- Alcohólico con dipsomanía: Son personas que consumen episódicamente. Es decir, estados habituales de abstinencia que tienden a volcarse en episodios de ingesta masiva.
- Alcohólico delta: Mantiene una diminuta percepción de superación puesto que son incapaces de lograr periodos de abstención considerables. Son bebedores sociales dependientes psicológica y fisiológicamente. Son alcoholizados.
- Alcohólico gamma: Hay dependencia fisiológica, aunque existe una variedad de factores psicológicos que irrumpen en el proceso. La persona tiende a adherirse a considerables períodos de abstinencia.
- Alcohólico beta: No tiene dependencia fisiológica. Suele desarrollar sus actividades producto de los factores socioculturales. La cirrosis hepática y gastritis son algunas de las propias complicaciones alcohólicas.
- Alcohólico alfa: Son bebedores que entran en la categoría de psíquicos. Su dependencia no llega a desarrollar el síndrome de abstinencia. Se aferra dentro de los estratos psicológicos, no físicos.
Es importante considerar el hecho de que el alcohólico no tiene fija la ingesta determinada de la sustancia. Los alcohólicos pueden consumir semanal, mensual o diariamente.
El organismo humano está desarrollado al punto de que el consumo prologado de alcohol nos obligará a requerir cantidades crecientes para sentir la misma cantidad de efectos. El cuerpo procede a aumentar la resistencia, tolerar más alcohol y generar, a largo plazo, un considerable riesgo de alcoholización.
Las muertes derivadas al consumo del alcohol suelen encabezar las listas de aquellas que tienen parte por adicciones. En México, por ejemplo, el 70% de las muertes por accidente de tránsitos son causadas por el consumo de ésta sustancia. Debido a la perdida de los reflejos, las heridas más graves son recibidas por los conductores que han bebido.
La adolescencia es la etapa más vulnerable. La convivencia frecuente con consumidores tiende a desarrollar considerablemente esta adicción, debido que los niños experimentan cambios abruptos. El paso a la juventud genera angustia, tensión y frustraciones que detona de forma destructiva dentro del alcohol. La responsabilidad paternal implica imponer límites bajo los que los jóvenes pueden desarrollar el consumo de esta sustancia.

Es indispensable entablar conversaciones sobre las consecuencias del consumo a edades tempranas, incluyendo el abuso a cualquier edad. Al tender a descontrolarse resultará complejo palear el conjunto de adicciones que se desarrollarán: enfermedades veneras, adicciones, problemas con la ley, violencia, pérdida de control, pérdida de consciencia, accidentes automovilísticos, disminución del rendimiento académico, realizar actividades de las que se arrepentirán a largo plazo y colocar en riesgo la salud moral y física.
Las personas que consumen alcohol en proporciones menores, o bien, nulamente, son aquellos que se crían en familias atentas.
¿Cómo el alcoholismo incide sobre el cuerpo?
Sus efectos son de carácter bifásico. Suelen cambiar con preponderancia. De manera inicial produce sensaciones de alegría que tienden a volcarse a problemas de coordinación y visión borrosa.
Los azúcares dentro de la circulación sanguínea se disminuyen considerablemente cuando el alcohol llega a la sangre. El agotamiento físico y la sensación de debilidad preceden a este hecho. El dolor de cabeza aparece por la tendencia del alcohol de inhibir la vasopresina, quien se hace cargo de mantener el balance de los líquidos corporales, permitiendo que el riñón reabsorba el agua de la orina. En el momento que falla esta función, el riñón eliminará una cantidad superior del agua ingerida, la membrana que cubre el cerebro perderá agua, produciendo el malestar cerebral.
Dentro de los procesos cerebrales se presentan modificaciones en las emociones -cambios de humor-, juicio y procesos de pensamientos. La pérdida del equilibrio, reacciones lentas y alteraciones en la pronunciación son producidas cuando la ingesta del alcohol se acrecienta. Disminución del autocontrol, funciones motoras, capacidad de concentración, cambios de visión, retardo de reflejos, disminución de la alerta, alucinaciones y temblores son algunos de los efectos producidos a raíz de la alteración en neurotransmisores.
Respecto al feto y el embarazo, el consumo del alcohol desencadenaría el síndrome alcohólico fetal. La malformación cerebral, alteraciones cráneo-faciales, oculares, hepáticas y renales son algunos de los efectos. El sistema nervioso central del feto se afecta considerablemente, puesto desarrolla retraso mental.
La enfermedad de Wernicke-Korsakoff se desarrolla al disminuir la vitamina B1, con evidentes alteraciones en la memoria, pensamientos y sentimientos. Las invenciones son tomadas como una realidad causando estragos dentro de la percepción a largo plazo.